domingo, 29 de julio de 2018

Lectura: Ensayo sobre la lucidez, de José Saramago.

¡Le jour de gloire est arrivé!

Cuando quise leer Ensayo sobre la ceguera, hice unas consultas acerca de la obra de Saramago, que por cierto, no deja de sorprenderme su forma de abordar la realidad con el pretexto de la metáfora, que si bien, sus narraciones tienden a la distopía, no dejan el aperitivo literario: la ficción puede ser la realidad.

Es así que, aquella obra me lleva a la siguiente, Ensayo sobre la lucidez, una continuación de  Ensayo sobre la ceguera, pues se desarrolla en el mismo espacio y existe conexión de personajes y sucesos entre una y la otra.


Portada del libro Ensayo sobre la lucidez, de José Saramago. Penguin Random House Grupo Editorial.


Ensayo sobre la lucidez me dejó estupefacta, porque de forma cruda recuerda que la vida cuando se trata de intereses políticos, no brinda finales felices a quienes alteran o disertan de aquellos.

Lo contrario a la ceguera es la lucidez, pues bien, que los habitantes de este país, que hace cuatro años estuvieron ciegos, ahora se encuentran más lucidos que nunca. Consecuentemente, cambia la historia, pues se comprende el poder de ejercer el voto en blanco, que sin más, estremece la base de toda la estructura política de una nación.

La obra deja entrever los deseos de poder y todo cuánto se hace por mantenerlo. Maquiavelo expresó: "El fin justifica los medios". Intereses políticos, fuerza de mando y prolongación de una autoridad desmedida que busca el "beneficio de la población", incurriendo en todos los ámbitos del bienestar social, traduce burocracia, show y contentillo.

Ad portas de una elección presidencial, cuando todos han vivido las inconveniencias o mejor, las incompetencias gubernamentales, se elige ser libre porque no se quiere recibir más de lo mismo.

Los gobernantes se creen indispensables, bien saben usar la retórica y mejor aún, la acción para persuadir, amedrantar, dramatizar, acomodar, combatir, maquillar, desaparecer, reajustar, redimirse, acusar, recriminar y engañar.

Saramago nos mostró que una ciudad sin gobierno es posible, una economía que se autorregula con su propia fuerza de trabajo, unos ciudadanos practicantes de valores, unas conciencias que no están en venta.

Magnífica labor la del comisario y de aquellos funcionarios de ojos abiertos a la luz de la justicia.

Finalmente, mis tres frases favoritas del libro son:

- "Es regla invariable del poder que resulta mejor cortar las cabezas antes de que comiencen a pensar, ya que después puede ser demasiado tarde".

- "El voto en blanco puede ser apreciado como una manifestación de lucidez por parte de quien lo ha usado".

- "Los momentos perfectos, sobre todo cuando rozan lo sublime, tienen el gravísimo contra de su corta duración".


Por: Maricel Garzón De Las Salas







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